jueves, 18 de abril de 2013

Caminando entre lerdos

Ámbamente selectud y disipación somos personas que nos gusta ir cultivadas por la vida. Leemos (libros y artículos), investigamos y nos formamos. El problema de esto último, formarse, es que en la mayoría de los casos requiere asistir a un curso. Y eso requiere interacción social. Con esto no queremos decir que vamos ondeando la bandera del ermitañismo allá donde vamos, sino que somos conscientes que hay algunos sitios que sería estupendo para nuestra salud mental poder evitar. Lamentablemente no siempre se da esa posibilidad y hete aquí el motivo de esta entrada.

Estoy en un curso de idiomas.

Bandera del ermitañismo violento.

Intentando seguir con mi línea de ambigüedad y misterio diré que mi edad ronda entre los 30 y medio y los 31 y medio. Usease, que una ya es adulta e incluso (lamentablemente) a punto de entrar en la tercera edad en según que países. Con alguna excepción, mis compañeros de clase son de mi misma edad y algunos algo mayores. Bien, no? Eso significa que no tengo que lidiar con criajos coñones ni adolescentes cuyas hormones batallan por convertir a su huésped en un pesado de proporciones épicas. 

Pues no.

En todos mis años como discípula (en el cole, instituto, universidad, cursos de idiomas, macramé...) he llegado a la conclusión que el lugar de un adulto que no tenga verdadera pasión por aprender no es en el aula. Porque exceptuando a esas personas que realmente quieren aprender, que les interesa sobremanera (o "que te cagas") cierta disciplina, el resto no solo se limitan a hacer bulto, sino que es un bulto que da el coñazo como si le fuera la vida en ello. Por qué es eso? Por qué se comportan así?

1) Puro hastío.
Está en clase pero no porque quiera, sino porque su trabajo se lo requiere. O porque su cónyuge/a está en clase y no quiere ir solo/a. Porque en algún momento borroso en la memoria pensó que sería una buena idea, sin tener en cuenta que es el tipo de persona que cambia de opinión como quien cambia de calcetines.

Piensa (y no le quito razón) que su tiempo de estudiante ya pasó. O tal vez aunque no lo piense, alguna parte de su subconsciente lo sabe. 

Resultado: En muchos casos se limitan a dejar el curso tras unos meses y aquí paz y mañana gloria. No son dañinos para la clase, ni molestan, pero si el número de plazas a un curso es limitado, pues han dejado sin plaza a alguien que puede que tuviera más interés que ellos.

2) Es que soy mayor y no me puedes castigar sin recreo.
Es una persona de 30, 35, 40 años? y ya se la trae al pairo lo que opine el profesor, sus compañeros o la virgen de pádua. Saben que no están en la enseñanza obligatoria y que no le tienen que rendir cuentas a nadie así que se pasan por el forrete las normas de educación de una clase. Que va a hacer el profesor? Mandarlos al director? Castigarlos con una redacción? Obligarles a leer Teo en la Granja?

La pesadilla de los niños?

Resultado: Son dañinos para la clase como una plaga de ladillas. Buscan a compis con los que charrar, comentar la clase en tiempo real (y con el volumen de voz suficiente como para que se oiga en todos los lados), no hacen los ejercicios y por lo tanto no se enteran de nada, pero luego preguntan e interrumpen para que les expliquen cosas que el resto ya hemos aprendido hace unas semanas. 

3) Complejos.
Está muy relacionado con el tipo anterior. Los profesores no les imponen autoridad pero no porque les importe un potorro lo que piensen, sino porque a veces el profesor es incluso hasta más joven que ellos y eso les produce un momento de vergüenza por estar en un aula cuando ellos piensan que deberían estar, no se, talando árboles y traduciendo la regenta al bávaro. 

Keine Wörte mehr sind notwending.

Resultado: Se convierten en el festival del chiste en clase. Todo el rato soltando chistecillos y riéndose cuando el profesor pone una cinta, cuando alguien intenta pronunciar bien, cuando tienen que salir a escribir algo/tienen que leer un texto. Vamos, el equivalente a un chaval en el colegio o en sus primeros años de instituto. Cubren su vergüenza de estar en un sitio en el que piensan, no deberían estar, con risa tonta porque por mucho que lo intento, no le veo la gracia a nada de lo que se supone es gracioso y les produce risa.

4) Son lerdos.
Se que esto suena totalmente subjetivo e hiriente pero es que hay veces que no hay otra explicación. Hay gente estúpida, asumámoslo. Lo eran cuando eran críos y lo serán hasta el día que los entierren o los quemen (a ser posible ya fallecidos). 

Resultado: Gente estúpida hace cosas estúpidas porque son estúpidos.

Con esto no quiero decir que no haya adultos educados, que sepan cuando hacer bromas y cuando callar. Los hay y bastantes. Pero por desgracia también hay de los otros. Si pudiera tener oído selectivo....

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